2021. Performance.
ES. En nuestra sociedad, identificarse con una sexualidad disidente pasa por un momento de ruptura, conocido como “salir del armario”. Existe una presunción de heterosexualidad como norma general que exige explicaciones o posicionamientos en voz alta a quienes no están dispuestxs a seguirla.
Sin embargo la normatividad, también limitante y agotadora, al concebirse como lo natural deja de ser objeto de cuestionamiento. En esta acción, metida dentro de un armario y llevando a cabo distintas acciones de acuerdo a los roles de género exploro -con cierta incomodidad y fuertes dolores de espalda- los límites de la feminidad normativa en la que he crecido y a la cual todavía pertenezco (aunque ya no por completo).
Debemos dejar de localizar la responsabilidad de las violencias en las personas que las sufren. Salgamos, aunque sea por unos instantes, de nuestros armarios de la norma. Pidamos colectivamente que se des-empoderen los sujetos privilegiados y desechemos la exigencia de que las mujeres tenemos que estar constantemente empoderadas. Aceptar el cansancio, la vulnerabilidad y la debilidad es un buen remedio para no tirar la toalla.
EN. In our society, identifying ourselves with a dissident sexuality goes through a moment of rupture, known as “coming out of the closet”. There is a presumption of heterosexuality as a general rule that demands explanations or out loud positionsfrom those who are not willing to follow the norm.
However, the normativity, also limiting and tiring, is conceived as the “natural” so is no longer object of questioning. In this performance, stucked into a closet and doing different actions according to gender roles, I explore -with some discomfort and severe back pain- the limits of the normative femininity in which I have grown up and to which I still belong (although not completely anymore).
We must stop localizing the responsibility of the violence in the people who suffers it. Let’s get out, even for a few moments, from our normativity closets. Let’s collectively ask the privileged subjects to disempower themselves and discard the demand that women have to be constantly empowered. Accepting tiredness, vulnerability and weakness is a good remedy for not giving up.